viernes, 18 de septiembre de 2015

Inside Out: Homúnculos, Ekman y cosas bonitas

Punto a favor: el trailer no destripa toda la trama.
Inside Out, la más reciente película de Pixar, ha sido galardonada por la opinión general con abundantes comentarios y críticas positivas. Las redes sociales llenas de memes y pariendo un nuevo fandom, la siguiente progenie que invertirá su preciado tiempo en debatir si la protagonista es adoptada o si en realidad es la madre de Andy (Toy Story). Y ahí, navegando con escepticismo en medio de la vorágine de hype, es donde andaba yo cuando fui al cine a ver la película en cuestión. Hacía mucho tiempo que no iba a ver una película infantil y me sorprendí al ver la cantidad de padres y niños que había en la sala tres semanas después de su estreno. Casi me preocupé por no ver a más de un par de adolescentes por ahí y llegué a pensar que igual iba a resultar demasiado infantil. Pero nada de eso. Lo reconozco: es buena y lo pasé como un enano.

Para mí, con veinte años ya a las espaldas, el verdadero punto brillante de la película es la forma tan didáctica y precisa (dentro del contexto de una película infantil) de mostrar la mente humana, tocando temas como las emociones universales, la memoria o las funciones del sueño. La idea base de la película son las teorías del psicólogo Paul Ekman sobre las emociones universales, que ya se dieron a conocer en la serie Lie to Me. En sus estudios, Ekman encontró que un grupo de emociones no determinadas culturalmente sino con origen biológico, evolutivo, y por tanto compartidas por todos los humanos. Estas emociones son los simpáticos personajes que vemos en la cabeza de Riley, controlando sus respuestas y recuerdos, forjando su personalidad según crece. Un punto que resaltar es que, a pesar de que sean seis las emociones básicas, se decidió no incluir la sorpresa como personaje debido a que de por sí sola no condiciona un comportamiento, sino que inmediatamente otra emoción sería la que respondería y por eso está repartida entre las personificaciones de las cinco restantes.

Echadle también un vistazo a Lie to Me si eso. Tim Roth es un badass.

Pero me estoy adelantando. Antes debo comentar el corto que precede a la película, continuando la costumbre de Pixar. Se trata de Lava, un cuento-musical que narra la historia de amor entre dos volcanes. Es extraño ver un corto tan falto de ideas (y con un transfondo de homenaje a Jackie Gleason que no pillé hasta que no lei un par de reseñas) antes de una película tan brillante como Inside Out. A grandes rasgos no pasa de correcto; ningún punto brillante ni novedoso, aunque entretenido para su corta duración. Por otros lados ha recibido críticas negativas por parte de fans echando de menos el ingenio de otros cortos de la compañía.

Ahora, por fin, es cuando comienza la película con el nacimiento de Riley y la aparición de las dos emociones que más antítesis forman: Alegría y Tristeza. Un tiempo después, mientras vemos diferentes etapas del crecimiento de Riley, aparecen Miedo, Ira y Asco para completar el plantel. Estos minions rescatan la antigua idea de los homúnculos y explican cómo los recuerdos esenciales, experiencias vitales de gran importancia para cada persona, son los que acaban conformando la personalidad. Lo primero que llama la atención es la fuerte oposición de los papeles de Alegría y Tristeza, así como su capacidad única de teñir los recuerdos esenciales, de impregnarlos y cambiar la percepción de alguien al rememorar esas vivencias. Ya desde aquí se puede intuir la importancia de Alegría, siendo la principal regidora de los actos de Riley y quien intenta en más ocasiones mantener a Tristeza lejos de los controles. El punto de conflicto viene cuando la familia de la protagonista se ve obligada a mudarse a San Francisco por cuestiones de trabajo, un acontecimiento que frecuentemente acarrea una ruptura importante en la infancia de cualquier niño. Mientras tanto, Alegría y Tristeza acaban embarcadas en un periplo que será la principal trama de esta buddy comedy.

Al final se les acaba cogiendo cariño a las dos
Dejando a un lado si Riley sufre de depresión o no (personalmente yo diría que no), el principal mensaje que saqué de la película y que reiteran a lo largo de toda la misma es desmitificar el estigma de la tristeza. La psicología enseña que una adecuada salud mental requiere periodos de tristeza como en caso de duelo, un proceso de adaptación emocional ante una pérdida, o como mecanismo de defensa ante una situación emocional extrema. Ambas, Alegría y Tristeza, así como todas las demás, son necesarias y sirven para dar matices tanto a los recuerdos como a las vivencias del presente como vemos al final. Quizás deja en el aire alguna otra interpretación debido a la gran importancia que le da a las emociones como ejes motores del comportamiento, descartando otros como los valores morales, los planes o el pensamiento. A pesar de todo creo que esto último sería demasiado rebuscado y complejo para una película cuyo público objetivo es el infantil.

Sin duda, como dije antes, el punto más brillante de la película (si has pasado la pubertad) es la forma tan didáctica de representar la psicología humana. Se nota bastante las múltiples consultas que realizaron a psicólogos mientras era escrita. Empezando por el sueño, que muestra una función de almacén de recuerdos y siguiendo por la representación del sueño REM, que transfigura recuerdos recientes en ensoñaciones. También fue acertado introducir el subconsciente, un cajón de sastre de recuerdos y miedos, durante las etapas de sueño, relación que Freud señaló en su interpretación de los sueños. El tema de influencia de la personalidad en la determinación del perfil emocional y en la vulnerabilidad psicológica aparece someramente, mostrando que cada personaje tiene una emoción que predomina sobre los demás.

Estoy siendo muy bueno con la película, ahorrándome los agujeros de guión, la limitación de los personajes al tratarse de personificaciones, alguna escena que sobre y el shock de la primera aparición del personaje Bing Bong (que comparte doblador con Homer Simpson). Pero oye, se lo merecen por todo lo anterior y por haber sido capaces de rectificar sus primeros borradores eliminando a Lógica como sexta emoción y a Depresión como antagonista principal. En resumen, una de las mejores de Pixar, imprescindible viendo el panorama actual del cine infantil. Y que es muy bonita, joder. Aprovechad que aún está en cines, que merece la pena.


4 comentarios:

  1. Muerte a Bing Bong. Lo odio.

    Tristeza rulez!! Todo el mundo la odia desde el principio pero es que, como dices, la tristeza es esencial en nuestras vidas ò.ó/

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    1. Desde el principio se ve que Tristeza tiene un papel esencial y que deberá aprender a coordinarse con Alegría.

      Y Bing Bong mola, llora chuches.

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  2. Excelente reseña Mencey, coincido contigo es una manera didáctica de enseñar a los niños psicología y neurociencias en general. Y también estoy de acuerdo en que no podía ser depresión en la niña, sino más bien una formación reactiva, cómo dirían los psicoanalistas. ¿Cómo lo ves tú?

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  3. Se ve interesante la película. En alguno de mis ratos la veré.

    Por cierto, buen artículo. ;)

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