miércoles, 17 de febrero de 2016

Reseña: Arrugas, de Paco Roca


Hacerse mayor es difícil. No hablo ya de simplemente llegar a la vejez, etapa que más o menos se nos antoja lejana a todos. Me refiero a darte cuenta de que no eres el mozalbete que corría por el patio del colegio. Ver que los tiempos de farra universitaria están apunto de acabar o ya han quedado atrás y toca pensar en el futuro, en un trabajo con el que ganarte la vida. Quizás después llegue la familia, la hipoteca, el coche o quién sabe qué. Un puñado de años después empezarás a pensar en cotizar para la jubilación y cuando menos te des cuenta llegarás a la etapa de ancianidad.

Mayormente todos tenemos una idea general del anciano medio. Un señor chapado a la antigua, vistiendo con ropa anacrónica y hablando muy a menudo de cómo era la vida en sus tiempos. En muchas ocasiones son débiles y necesitan la ayuda de alguien para su vida diaria, o la realizan con pesares y esfuerzos en caso de no ser dependiente. Se suele decir que son como niños crecidos; caprichosos, impertinentes, deshinibidos y a veces desorientados en un mundo que no acaban de comprender bien. Ésta es la representación de una persona mayor que hacemos en nuestra mente; muy centrada en sus capacidades, en sus impertinencias y no en la parte más importante: la persona. Es sencillo tratar con esmero a nuestros parientes; quien más quien menos todo el mundo tiene recuerdos de sus abuelos y sus incontables batallitas; memorias que se guardan en el corazón. Pero no ocurre así con el hombre que importuna caminando lento por la acera, bastón en mano y boina en la cabeza.


Cuando hablo sobre un cómic suelo centrarme mucho en la trama y secundariamente en el dibujo pero esta vez tengo que hacer una excepción. La historia se intuye desde el principio: los personajes son ancianos en un asilo. Las personas mueren cuando les llega la hora y el tiempo de alguien no se detiene hasta que ese momento llega. El cuerpo se deteriora, funciona cada vez peor, y las funciones cognitivas no se salvan de ello. El Alzheimer es, en definitiva, un deterioro acelerado de esas funciones, afectando en primer lugar a la memoria y más tarde a las capacidades motoras. Y por desgracia, una enfermedad que a día de hoy como mucho se puede ralentizar.

Tras leerlo veo que el objetivo de Arrugas no es contar una gran gesta, ni una exhibición de pericia a los lápices. La historia, aunque con una profunda carga emocional, es liviana. El dibujo y el diseño de personajes están ligeramente caricaturizados como si fuera un cuento. Ésto es porque las personas captamos mejor la moraleja y mensajes de una historia a través de cuentos y fábulas. El objetivo del cómic es, por un lado, concienciar del desamparo que muchos de nuestros mayores sufren a diario, cuando las familias que hay criado no tienen tiempo para ocuparse de ellos. Y segundo, para mostrar que no hay enfermedades, sino enfermos. El alzheimer es una entidad patológica tan relegada a un colectivo que la población general toma como aquel futuro tan lejano y ajeno que se suele tratar con una frialdad abrumadora, sin pararse a reflexionar sobre lo duro que es ver cómo toda una vida de recuerdos se esfuma. Todo lo que ha construido a una persona, sus mejores y peores momentos que le han hecho crecer, los seres queridos que le han acompañado y que se vuelve incapaz de reconocer, el estar cada día un paso más cerca de convertirse en un vegetal totalmente dependiente. Todos esos procesos tan psicológicamente duros son algo que se toma a la ligera con mucha facilidad.


También toca otros temas como el abandono familiar en la vejez o la amuermante rutina de un asilo común donde la anhedonia es compartida entre residentes y personal. En resumen de esto trata Arrugas. Tampoco tiene sentido entrar en spoilers dado que el cómic no llega a las 150 páginas ni explayarme más en mis reflexiones; que cada cual saque sus conclusiones al leerlo. Ésta es una de las lecturas que mis profesores de Comunicación Médica o Psiquiatría deberían haber recomendado, y también que toda persona debería leer al menos una vez.

10 comentarios:

  1. A mi me encantó la historia y me conmovió muchísimo, pues en casa de mis padres he tenido una situación similar durante 3 años (y sigue actualmente). Es doloroso para ambas partes y en verdad todos caemos en la misma inercia que la familia de Emilio, pero es que es tremendamente duro renunciar a muchas cosas de tu vida por cuidar a una persona en esa situación, incluso recibiendo de su parte malas maneras, por decirlo suavemente.

    Es igualmente duro pensar que, dentro de muchos años, acabemos igual y quizá, si tenemos la suerte - o desgracia - de ser conscientes, entenderemos lo triste de su situación, pero desde esa perspectiva...

    Ays, no sé, me he enredado mucho pero en resumen diré que entiendo los sentimientos de Emilio pero también los de su familia.

    La vida... a veces una delicia, otras una sucia ramera.

    Un saludo!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es una coyuntura muy dura que genera sensaciones muy tensas en cada familia en la que ocurre y es inevitable figurarse que igual un día los papeles se invierten y nosotros necesitaremos ayuda. Sea como sea mucho ánimo con la situación!

      Eliminar
  2. Tío, con sólo leer el primer párrafo ya me has deprimido...
    Que todo eso sea lo que le interesa al sistema económico y puede que a tu familia no significa que estés obligado a ello. Cada día ha de ser un dia bueno, no ir aceptando todos los puteos y malos días, semanas, meses, etc., con la idea de que se te recompensará en el futuro.
    Find your way! xD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claro que no estás obligado, por eso lo pongo todo con un quizás. Puedes no seguir el esquema de vida establecida desde hace décadas por las generaciones pasadas, pero sí que hay que pasar por algunos puntos básicos en común como un techo bajo el que dormir y comida en la mesa.

      Cada día puede ser genial, aceptando la vida como es, con sus cosas buenas y sus contrapartes malas. Hay cosas que escapan a nuestro control y que no nos recompensarán en un futuro necesariamente; la clave está en hacer lo mejor que se pueda con aquello que sí está en nuestra mano.

      Eliminar
  3. La vejez es una etapa muy complicada y en algunos casos grave, sin embargo todos vamos para allá, es raro toparse con obras literarias cómo libros, películas y mucho menos comics que traten de ella, tratare de echarle un ojo a esta recomendación. Saludos afectuosos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es muy rápido de leer, el ritmo es bastante bueno y la narrativa visual en alguna de las escenas es interesante. Si puedes echarle un ojo seguro que no te arrepentirás.

      Eliminar
  4. Es un gran comic, Paco Roca es de lo mejorcito del panorama nacional, y en esta historia trata de forma muy respetuosa y liviana un tema que genera mucho dolor e incomprensión por parte de la sociedad.
    Te recomiendo que leas La casa, su última obra. Ya no sólo la historia sobre la ausencia del padre y la relación paternofilial está genialmente descrita, es que además su evolución gráfica y los recursos narrativos que usa superan con mucho a los de Arrugas.
    Lo mismo puede decirse de Los surcos del azar, aunque la temática ya no tenga nada que ver.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Fue casualidad que conociera a Paco Roca por Memorias de un hombre en pijama, pero Arrugas me ha parecido una gran obra. Me apunto las dos que recomiendas, para cuando acabe con El invierno del dibujante.

      Eliminar
  5. Es un cómic que he visto recomendando en listas de algunos sitios, se aprecia que posee un tema bastante que tratar, con el que igual he tratado no comprendiendo muy porque fue cuando era bastante pequeño. El dibujo se ve bastante bien para lo que intenta plantear, y las reflexiones que explicas que genera me parecen importantes, siendo algo importante en cualquier tipo de obra como videojuego, libro, película o los comics.

    Saludos! Buena recomendación.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El estilo de dibujo recuerda a las tiras cómicas que aparecen en los periódicos modernos, cosa que no es de extrañar ya que Paco Roca ha sido historietista semanal. La labor de documentación y la sensibilidad del cómic son magníficos, más aún para el mensaje que delibera.

      Eliminar