Reseña: Alias - Jessica Jones

No confundir con la serie de 2001 de JJ Abrams

Todo el mundo ha puesto la serie Jessica Jones por las nubes. Tras leer varias reseñas me decidí a verla pero como a veces me comporto como un auténtico hipster de manual quise leer antes el cómic, Alias, que sirve de material base para la serie. Escrita por Brian Michael Bendis y dibujada en su mayoría por Michael Gaydos, cae en ese saco de series que líneas como MAX o Marvel Knights quisieron sacar del pozo de los 90 y darles una perspectiva más oscura y adulta. Muchas de éstas, como Daredevil y Luke Cage o en un futuro Punisher y Ghost Rider, Netflix está resucitando en la pequeña pantalla, donde las exigencias con el tono y la duración de las tramas son más laxas.

Volvamos por un momento a comienzos de los 2000. Lo estamos flipando todos con la película de X-Men y con las caras derp de Ben Affeck en Daredevil mientras suena Evanescence. Los 90, años que todo fan del cómic de héroes recuerda con vergüenza ajena están acabando y es hora de que empiecen están los crossovers y macroeventos que van a regir la próxima década. De entre todas esa debacle de ideas nuevas resurge el noir; género que gusta de mezclar lo oscuro y sucio, la moral laxa y los antihéroes. En este contexto, con una línea editorial joven y de orientación más adulta, es donde le dan libertad a Bendis para que haga un proyecto como quiera tras haberlo petado con su etapa en Daredevil. He de reconocer que yo conocía a este señor por House of M, Avengers Dissassembled y Secret Invasion y pensaba que era un guionista que se le daba bien poner a muchos héroes juntos y que quedase guay. No sabía cuán equivocado estaba.

Lo que más me llamó la atención es el trato diametralmente opuesto hacia los superhéroes. Jessica Jones, ex-Avenger, trabaja como detective privado como única empleada en una agencia bajo el nombre de Alias Investigations. Jessica es una mujer independiente y fuerte, en sentido literal y figurado, que presenta profundos traumas y una relación muy distante con el resto de metahumanos, a excepción Carol Danvers (Ms. Marvel), su amiga y confidente. De hecho en todo el cómic no se llegan a especificar con claridad sus poderes; sólo se sabe que vuela y que tiene gran fuerza, y su origen no es contado hasta el final de la serie. La némesis personal de Jessica no aparece hasta el último arco, con una de las formas de romper la pared más interesantes que he leído en mucho tiempo. Todo esto me chocó bastante y es una declaración de las intenciones y el tono de la obra. Aquí los poderes son un telón de fondo o un recurso ocasional, la baza de la historia son los dramas internos de cada personaje.

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La localización tampoco es casual. Viendo que la protagonista tiene encuentros con Luke Cage y Matt Murdock queda claro que su agencia está situada en Hell's Kitchen, uno de los barrios más sórdidos de NY, donde abundan los rateros, mafiosos, drogadictos y demás gente de mala calaña. La localización va acorde con los movimientos sociales de la época en la que se escribió el cómic, cuando todavía había en USA un gran estigma sobre los sin techo, los inmigrantes y otros colectivos minoritarios. En varios de los arcos argumentales se puede apreciar esto, desde el tema del desprecio al diferente escudándose en una idiosincrasia moralista tan arcaica como estúpida hasta la tendencia al consumo de drogas en jóvenes que vienen de familias desestructuradas. La denuncia social es uno de los pilares de la trama de Alias.

Por su parte, Jessica es un personaje bien muy construido: roto emocionalmente pero intentando salir adelante por todos los medios, astuta y resuelta en su trabajo, sin miedo de ser mujer en un mundo donde la hegemonía es masculina, trata sin tabúes su sexualidad sin frivolizarla, sintiéndose mal cuando ha acabado en la cama con alguien por puro despecho. Pero al mismo tiempo sólo es una persona, un eslabón más en una sociedad que puede aplastarla. Y por ello, con poderes o sin ellos, tragándose su orgullo deberá aceptar la ayuda de quien se la brinde.

El dibujo de Gaydos aquí se caracteriza por los trazos gruesos y los colores planos, usando una paleta muy oscura. También en cada número se puede ver un uso recurrente de las páginas a doble cara, ocupando una escena las dos caras. De esta forma explota tanto los planos largos al llegar a diferentes localizaciones como la sucesión secuencial rápida dentro de una escena, haciendo que la escena sea muy rápida de visualizar. Por último haré una mención especial al #10 de la serie, una historia autoconclusiva donde el dibujante cambia de estilo sólo durante este número, pasando del entintado a las acuarelas y desarrollando la historia sólo mediante conversaciones en formato obra de teatro.

Tanto si os ha gustado la serie de Netflix como si no no sabéis nada de ella pero buscáis algo diferente y más oscuro no puedo hacer más que recomendaros Alias. No es difícil encontrarla en España recopilada en dos tomos de pasta blanda, rondando en total los 30€. Si preferís un formato de mayor tamaño y mejor calidad Panini está reeditando la serie en cuatro tomos de pasta dura dentro de su línea Marvel Saga, con el inconveniente de que se dobla el precio total que dije antes. A la elección de cada uno lo dejo.

Si elegís la opción más económica cuidado con la conservación. Estos tomos no aguantan mucho sin doblarse o deteriorarse