sábado, 22 de agosto de 2015

Reseña: Nemesis, de Mark Millar

La brevedad es una virtud, así que no me quiero explayar mucho en esta reseña de un cómic que apenas pasa de las cien páginas. El guionista Mark Millar y el dibujante Steve McNiven forman un dúo ya clásico dentro del cómic y del cual soy fan en todos sus trabajos. O eso pensaba hasta que lei Nemesis. El dibujo de McNieven, aunque con altibajos según que obras, sabe acompañar bien al ritmo trepidante de las historias de Millar, cuyo trabajo podría definirse en una palabra: irreverente. ¿Que Superman es un dios venido a la Tierra y un ídolo americano? Hagámosle ruso y comunista; ahí está Superman: Red Son. ¿Que los superhéroes son todopoderosos? Pongamos a un friki de los cómics a hacer de héroe justiciero; tenemos Kick-Ass. Todo esto acompañado con buenos toques de humor gamberro y mucha espectacularidad. Y es en ese último punto donde Nemesis tiene su mayor fallo: se pierde entre pajas de Michael Bay en lugar de hilar una historia interesante.

La base argumental es sencilla. Tenemos dos personajes principales, el brillante comisario Morrow y el implacable villano Némesis. El resto de personajes no tienen mucho que comentar, vienen a ser McGuffins al uso porque de alguna forma habrá que hacer avanzar la trama, pero es un hecho que hasta el presidente de los Estados Unidos funciona de igual forma como carne de cañón que el policía figurante número 4. Morrow es el estereotipo de policía con una carrera impecable y una familia que parece perfecta a punto de conseguir un ascenso jugoso. Todo bien, es un papel que cumple su función en esta obra como lo hace en muchas otras de este estilo, no me quejo. El problema lo tengo con Némesis, el personaje que realmente conduce la historia.

Siendo claros, la trama es una basura porque Némesis, aun sin tener poderes, es omnipotente. Tiene acceso a cualquier lugar que quiera, nada se interpone entre él y su objetivo, que no es otro que hacer el mal sin motivo aparente, sólo porque sí. Porque se aburre y le sobra el dinero. En el primer número del cómic se le ve ejecutar a un jefe yakuza, provocar un accidente ferroviario, asaltar una avión de pasajeros saltando directamente sobre la cabina de mando (claro que sí, campeón, lo que quieras), salir ileso tras estrellar ese mismo avión en el centro de una ciudad, secuestrar al presidente de los Estados Unidos y mandar una amenaza de muerte al comisario Marrow anunciando que él será su próxima víctima dentro de unos días.

En cinco páginas es más letal con una
porra que todo The Walking Dead

Por tanto Millar nos presenta a lo largo de todo el cómic a un personaje sin debilidades, que además es el conductor de la trama. ¿Qué es lo que ocurre entonces? Que los giros de guión se vean venir a kilómetros. No puedo tener ninguna tensión ante los intentos de Marrow por frenar los planes de Némesis porque sé que no van a tener resultado; Némesis siempre irá dos o tres pasos por delante y se lo restregará por la cara tanto al comisario como al lector. Aunque le disparen a bocajarro tendrá alguna manera de salir ileso, o incluso si le meten en la cárcel será todo parte de su plan.Y con este sencillo paso hemos acabado con toda la tensión dramática de la historia.

¿Qué queda entonces si le quitamos los momentos de clímax? Acción. Mucha acción. Muertes, persecuciones, matanzas, tiroteos, palizas y más persecuciones. Y sobre todo muchas explosiones. Todo muy rimbombante, que McNieven se luzca con planos largos, líneas cinéticas por doquier y muy poca censura. La mitad del metraje de Mad Max: Fury Road son persecuciones y cosas reventando, pero al menos tiene un mundo ficcional interesante y la trama se toma algún descanso para dejarnos sentir y pensar acerca de lo que acaba de ocurrir en pantalla. En Nemesis... bueno, el entorno son los Estados Unidos tal y como los conocemos, no tiene misterio ni interés más allá de qué parte del país o sus infraestructuras puede destruir el villano

Tengo una moto dentro de un coche. No preguntes.

Igual es que lo he entendido mal. Volviendo a lo que he contado del primer capítulo, tras haber visto a un personaje capaz de provocar tal destrucción creo que se supone que debería sentirme desprotegido. Acabo de ver a un maníaco capaz de colarse en el pentágono y matar a todo el personal. Sin embargo el cómic no me da tiempo a parar a reflexionar esto, ni tampoco lo hacen demasiado sus personajes más allá de jurar venganza o algo así. Inmediatamente pasaremos otra escena de persecución y más explosiones. Entonces, dado que la trama tiene un ritmo acelerado de acción y muerte ¿con quien debería sentirme identificado es con Némesis? ¿Con un personaje del que lo único que sabemos es que es imparable e intrínsecamente malvado? Dejando a un lado la moralidad de cada uno creo que es objetivo que cuesta sentir empatía por alguien así.

En resumen, que aquí a Mark Millar se le ha ido la pinza y mucho. Ha ido a lo fácil, una serie corta para engrosar su Millarworld (esta manía de los autores de nombrar así su propia bibliografía me saca de quicio) y que desde luego está muy por debajo de sus anteriores trabajos. Una lástima desperdiciar así el dibujo de McNiven y el talento que hemos visto en otras obras de este dúo. Si queréis ver buenos trabajos ahí están Superman: Red Son, Wanted, Kick-Ass, Old Man Logan, Civil War o The Ultimates.

Resumen de la mitad de las páginas

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