jueves, 19 de marzo de 2015

Mejores lecturas de 2014: Cómics (Parte 1)



Ya iba siendo hora de volver por aquí... 4 meses después. Pero tal y como prometí en mis redes sociales he vuelto con una de mis entradas favoritas: las mejores lecturas del pasado 2014. Ésta es la primera parte del apartado de cómics, con los cinco cómics/novelas gráficas que más me han llamado la atención.

  • Sin City, de Frank Miller.

En la ciudad del pecado lo único blanco y negro son los tonos de las páginas. Es confusa, claroscura y tan entretejida y peligrosa como las historias de sus habitantes. Disparos, alcohol, putas, violencia, medias tintas, moral laxa. Y detrás de todo, amor. Pero amor desde el punto de vista de alguien desencantado con la vida, que apenas conserva un último resquicio de esperanza en que todavía haya alguna persona capaz de salvarse de la decadencia.
Por ella vale la pena morir.
Por ella vale la pena matar.
Por ella vale la pena ir al infierno.
Amén.

No estoy seguro de si Frank Miller ha levantado cabeza después de Sin City. Sea como sea éste es un cómic que todo aficionado a devorar páginas debería leer. Una media vuelta de hoja al cine noir del siglo XX, con delincuentes descarriados como protagonistas en lugar de detectives huraños. Esa clase de personas que son héroes cotidianos con la capa sin ondear y manchada de barro.

No hay razón para hacerlo silenciosamente.
No hay razón para hacerlo de otra manera que no sea la mía.


  • Deadpool: Merc With a Mouth, de Victor Gischler y Bong Dazo.

Cabeza, me han cazado. ¡Corre, sálvate!
Muy gracioso.
¡Já! Es porque no tiene piernas.
Sí, ese es el chiste.
Deadpool no es un superhéroe. Es el prota de un cómic, pero no es un héroe. Y él es consciente de ello, además de virtualmente inmortal. Tiene todas las cualidades para hacer lo que quiera cada vez que le venga en gana. Aunque claro, es difícil ponerse deacuerdo cuando tienes dos voces más en tu cabeza conversando contigo y entre ellas. Lo que sí que se le da bien es matar, e intentar seducir damas (porque será el Mercenario Bocazas pero su piquito de oro no fue hecho para esta tarea).

Merc With a Mouth es la mejor forma de iniciarse en las desventuras de este personaje. Una miniserie de dos tomos en la que seguiremos a no uno, sino dos Deadpool (porque el multiverso tiene estas cosas) y una doctora muy "llamativa" a través de varios de los mundos de Marvel como parte de una misión de HYDRA. Chistes y asesina ironía asegurados.


  • Wanted, de Mark Millar.

Nada de superhéroes, en Wanted estamos (de nuevo) en la piel del más anodino papanatas de tu oficina, atrapado en la decadente monotonía del mileurista de la cual incluso su pareja y su familia son elementos igual de estimulantes como una cucaracha durmiendo. Esto es así hasta que aparece en su vida una voluptuosa fémina revelándole que es el hijo de un supervillano recién fallecido y que él tiene derecho tomar su puesto. Los héroes cayeron hace décadas y los ahora los villanos forman una liga organizada, con patente de corso para hacer lo que les plazca.

Después de todo el coñazo que he dado con Millar es necesario que aparezca entre las mejores lecturas del año. No tiene el gore explícito de Kick-Ass, no es la oscuridad marchita de El Viejo Logan, es el sueño gamberro (y húmedo) que ese pequeño inconformista que tenemos dentro desearía. Por favor, si el cómic acaba con Wesley mirando al lector y monstrándole un enhiesto dedo corazón mientras fornica. 

Mi nombre es Wesley Gibson y mi padre nos abandonó a mí y a mi madre cuando tenía dieciocho semanas.
¿Me miró a la cara y se dio cuenta de que había engendrado a uno de los más insignificantes gilipollas del siglo 21?

  • The Crow, de James O'Barr.

Sí, el de la película en la que murió el hijo de Bruce Lee por un disparo. La historia de esta producción está rodeada de muerte dentro y fuera de la pantalla y las páginas. Este cómic es una carta de amor póstuma, una última elegía en la que un alma rota volcó todas sus frustraciones de manera creativa, dándonos a una de las obras más delicadas y desgarradoras de su época y de ésta. 

O'Barr, al igual que el personaje principal de The Crow perdió a su novia en un accidente de carretera. Nos pone en la piel de Eric Draven, un alma muerta en un cuerpo vivo que camina movido por la nihilista sed de redención y de venganza hacia aquellos que causaron la pérdida de su amada. Un paseo por los bajos fondos de una ciudad corrupta, esta vez sin el encanto de Sin City; aquí todo es negro y hediondo. Donde no hay moral ni ley sólo la ley de plata o plomo puede poner justicia.

No. Soy aquel que puede disolver el terror de ser
un hombre y caminar entre los muertos.
Soy morfina para una pata de palo.

Levántate y brilla, Funboy... Tengo unos regalos para ti

  • Y: The Last Man, de Brian K. Vaughan y Pia Guerra.

Tu marido ha muerto. Tu suegro ha muerto. Tu perro ha muerto. Tu suegra no, te toca seguir aguantándola. Esta historia empieza con todos los machos del planeta muriendo a la vez; todos salvo el inconsciente de Yorick y Ampersand, su mono mascota. Ambos se empeñan en recorrer un mundo postapocalíptico bastante atípico en busca de su novia. La de Yorick, del mono no haré spoilers. Todo ésto mientras lidian con Las Amazonas, un grupo de extremistas femeninas que quieren dar caza al último hombre vivo. Y, por favor, una mención especial a la ironía implícita en la escena en la que derriban el obelisco de Washington por considerarlo símbolo fálico opresor.

Vertigo es la editorial donde DC Comics manda todas las ideas más adultas o extremas, que no dan para superhéroes con onomatopeyas ochenteras en sus viñetas. Es el único cómic de este post que no he leído hasta el final, pero se merece un puesto tanto por enseñarme esta gran editorial editorial como el toque de humor tan raro en relatos postapocalípticos. Además es del señor guionista de Ex Machina, ya sabemos que la premisa va a ser cuanto menos curiosa.



Por el contrario... ¡Observad, hermanas!
La caída del hombre.



Bastante largo se estaba haciendo este post como para meter más, así que aquí van unas cuantas de menciones de honor. Quién sabe, quizás en un futuro alguna de éstas reciban un análisis completo. Esto es todo por ahora. ¡Hasta la segunda parte!





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